Corría el 7 de junio de 1981 y en plena dictadura, una imagen sorprendía a los chilenos: una locomotora se pasó de largo y estaba en la mitad de la calzada de Alameda, afuera de la Estación Central.

Se trataba de una locomotora E30 que a las 19:20 de la tarde pasó de largo del tope en el principal terminal ferroviario santiagiono, en un día en que no se lamentaron tragedias solo porque la concurrida avenida estaba despejada por un partido de la Selección Chilena contra Paraguay.

La historia cuenta cuenta que se trataba de un tren que estaba estacionado en la Maestranza San Eugenio y se desenganchó sin maquinista, iniciando una infernal carrera en dirección a la Estación Central.

Alcanzando los 70 kilómetros por hora, la locomotora pasó por el andén número tres, sacó de cuajo los topes y terminó estacionada en plena Alameda, con el peligro de caer hacia la fosa del Metro de Santiago, solo unos centímetros más abajo.